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¡Todos al Tren!
Kirov
Kirov fue fundada por los aventureros alrededor del siglo XII y a finales del siglo XV se incorporó al Gran Ducado de Moscú. Pero hasta finales del siglo XIX no fue parada del mítico tren Transiberiano. Recibió el nombre de la ciudad en honor al político Sergei Kirov, asesinado en 1934.
La ciudad rusa de Kírov combina la soberbia belleza de sus paisajes, su típica gastronomía y la amabilidad de sus habitantes, lo que hace que los turistas se sientan bienvenidos en esta región de Rusia y conozcan las costumbres típicas de esta ciudad localizada en el centro de la Rusia europea. En este el lugar la historia y los avances tecnológicos conviven en perfecta armonía, además es sede de 3 universidades que acoge una población de alrededor de 22.000 estudiantes.
Pero ¿por dónde empezar?
Kirov tiene una gran variedad de atractivos naturales, históricos y culturales. En este vasto territorio hay más de 3,500 monumentos arqueológicos, y arquitectónicos, el Museo de Arte de Kirov es de visita casi obligada por las importantes obras de artista que expone, así como donaciones de colecciones privadas del mejor arte contemporáneo de la zona. El Monasterio Holy Uspensky Trifonov, con sus templos de adobe y rodeado de jardines que fue fundado en 1580. Disfruta del Paseo Alexander Grin cuyo nombre debe al escritor neorromántico del mismo nombre y autor de obras consideradas ya como clásicos y en el que podrás ver el busto de bronce del escritor.
Kirov es conocido por su artesanía tradicional: juguetes de barro pintado, artículos de paja y raíces de pino, madera, lino, cerámica y por encima de otros por sus bordados tradicionales. Hay monumentos a los fundadores de la ciudad. Y aquí puede encontrar no solo una escultura que representa a S. M. Kirov, ubicada en la avenida Oktyabrsky, sino también un monumento a Trifon Vyatsky, el monje fundador de la ciudad en el río del mismo nombre.
¿Hablamos de gastronomía?
La cocina rusa ha ido creando a lo largo de los siglos y se ha ido enriqueciendo con las tradiciones culinarias de otros países. No obstante, ha mantenido su identidad propia de su cultura, clima y ubicación.
La cocina rusa es mucho más rica y variada de lo que se conoce. La base de la alimentación ha sido tradicionalmente las verduras, hortalizas y el pescado.
Olivie, ensalada de patatas, zanahoria, pollo, guisantes, pepinos, huevos, mayonesa y que se suele acompañar con mandarinas y otras frutas típicas de invierno. El Borsch es una sopa de verduras que puede servirse fría o caliente, generalmente incluye generalmente raíces de remolacha que le dan un color rojo intenso característico. Como plato principal puedes probar el Shashlik que es una brocheta de origen ruso que se prepara marinando la carne antes de pincharla y asarla y que habitualmente cocinan con marinada de vinagre, de kefir o de cerveza. ¿Y de postre? Atrushka que no es otra cosa que una empanada rellena de requesón con pasas y a veces con mermelada.
Hay algunos restaurantes que puedes probar como el Cafe Mel’nitza, Karin es un restaurante especializado en comida rusa, internacional, vegetariana / vegana; Tsarskoe Selo, asador; Pivnoi Dvorik, comida rusa y pub para tomarte una copa.
No te vayas sin…
Visitar el museo paleontológico de la ciudad y que en su colección alberga más de 250 millones de años de historia. Este museo te ofrece la particularidad de caminar sobre huellas de dinosaurios, ver el nacimiento del nuestro planeta, si el tiempo acompaña podrás visitar excavaciones de dinosaurios, así como conocer qué criaturas lo habitaban. Los estudios de esta área arqueológica son relativamente nuevos, así que los científicos no dudan en que hallarán más restos fósiles, pero de momento puedes disfrutar de presentaciones y exposiciones de colecciones temáticas de fotografías e ilustraciones.